Un niño para cada laptop

Este ensayo forma parte del libro Uruguay: Una Computadora para cada Niño. Plan Ceibal. Los ojos del mundo en el primer modelo de OLPC a escala nacional coordinado por Roberto Balaguer Prestes. Pearson y Plan Ceibal, Montevideo, 2009.

Raúl Trejo Delarbre

Las computadoras por sí solas no crean, ni propagan conocimiento alguno. Pero sin ellas, hoy en día es imposible plantearse una educación capaz de preparar a los niños y jóvenes para entender y vivir en el mundo contemporáneo. Esa paradoja propicia lecturas y discusiones que están resultando inacabables, lo mismo que decisiones versátiles e incluso contradictorias en el terreno de las políticas públicas.

Un ordenador para cada chico: no se trata solamente de un auxiliar para la educación formal, sino de un instrumento de experimentación, comunicación e incluso elaboración y socialización. En términos de un grupo latinoamericano involucrado en la propagación de esa filosofía: “El modelo 1:1 rompe con el concepto de las computadoras de escritorio en los laboratorios de los centros educativos, proponiendo la utilización de una portátil de uso personal para alumno y una constante interacción con quienes lo rodean. Si bien invita a entender el dispositivo como un gran manual de estudio, como una calculadora o el cuaderno de tareas, también incentiva a que el niño pueda desarrollar además, habilidades artísticas, computacionales, y se inicie en el trabajo en red, no restringiendo ni condicionando su uso sólo dentro del laboratorio y/o aula del colegio” (Polo Tecnológico Junín, 2008).

Que los niños tengan computadora, pareciera de lo más pertinente en cualquier circunstancia. Que existan políticas gubernamentales para hacer posible ese anhelo, resulta adecuado prácticamente desde cualquier punto de vista. El ordenador se ha convertido en el recurso más cercano, cotidiano y accesible para sintonizarnos con el resto del mundo y en un instrumento de utilidad enorme para la enseñanza dentro y fuera del aula. Pero sin planes de capacitación para que tanto los chicos como sus docentes y padres sepan qué hacer con la computadora y sin software específico para aprovecharla tanto en la escuela como en casa, estará por lo menos subutilizada. Sigue leyendo «Un niño para cada laptop»

La nueva alfabetización. El e-learning en la lógica reticular y abierta de Internet

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Participación para el panel Los retos del e-learning en la sociedad de la información y el conocimiento. Foro e-learning del Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa. Bilbao, 22 de junio de 2006.

La educación para el nuevo mundo se ha convertido en extendida, compartida y floreciente preocupación. La intensa y extensa, pero además esmerada participación en foros como los que ofrecen las distintas pistas de este Virtual Educa, así lo confirma. La educación apuntalada en las nuevas tecnologías de la información y especialmente el uso de Internet como espacio específico del quehacer educativo es reconocida como una realidad posible y plausible entre los interesados y especialistas en estos temas en todos nuestros países. El e-learning es un hecho, aunque en nuestros sistemas educativos y en nuestras sociedades todavía resulte extravagante la sola mención de ese término.

   En la utilización, pero también en la propagación de estas nuevas tecnologías, se reproduce la desigualdad de nuestras sociedades y países. Desde luego, como tanto se ha dicho hasta hacer de este término un lugar común, sobrellevamos una brecha digital que no solamente significa inequitativa cobertura de conexiones y disponibilidad de equipos sino que, además, multiplica el rezago tecnológico en las regiones y entre los segmentos sociales que acceden más tarde, o con mayores carencias, a la utilización de Internet. Esa brecha es, además, de carácter conceptual. Las prácticas pero también la terminología y de esa manera la posibilidad de intercambiar, reproducir y engendrar conocimiento –en el campo de la nueva educación de la misma manera que en cualquier otro– están relacionadas con la propagación o las restricciones del desarrollo tecnológico.

   Inclusive en nuestras instituciones de educación superior, la irradiación de prácticas y léxicos en este campo experimenta situaciones disímiles. Una pesquisa rápida en los buscadores de los sitios web de algunas universidades ofrece resultados significativos aunque posiblemente un tanto incómodos. Cuando buscamos el término e-learning en el buscador del sitio de la UNAM aparecen solamente cuatro resultados. Eso no significa que así de limitada sea la información sobre este asunto en la Universidad más grande de México. Posiblemente haya otros términos más empleados para designar experiencias de esa índole. Cuando buscamos la frase educación a distancia aparecen 99 resultados.

   Cuando preguntamos por el término e-learning en el sitio de la Universidad de Buenos Aires aparece solamente un resultado. Pero cuando preguntamos por educación a distancia se nos ofrecen 70 resultados. Pero cuando buscamos cuántas referencias hay al e-learning en el sitio de la Universidad de Sao Paulo encontramos por lo menos 510. Se trata de una utilización diversa del mismo concepto pero también, muy posiblemente, de un desarrollo desigual, en nuestros países, del empleo educacional de las nuevas tecnologías de la información.

 

La construcción  de un concepto

   En tales diferencias podríamos advertir alguna luz amarilla que nos está señalando, por lo menos, una insuficiente socialización, en nuestros mismos espacios educativos, de las reflexiones y los hallazgos que se intercambian en reuniones como ésta. Pero quizá también asistimos a una evolución tan dinámica en la creatividad y la apropiación de las nuevas tecnologías que, cuando apenas nos preguntamos por su alcance social, estas deliberaciones y los temas de los que se ocupan ya están cambiando de ejes articuladores. Hasta ahora al e-learning se le ha entendido como “la utilización de tecnologías para incrementar la efectividad y accesibilidad al aprendizaje” <!–[if !supportFootnotes]–>[2]<!–[endif]–>.

   Una buena cantidad de definiciones sobre este concepto incorpora la utilización de la Red de redes como espacio primordial, o característico:

   -“Con Internet se ha dado un nuevo paso en el tema de la educación a distancia convirtiéndola en una experiencia virtual. e-Learning es la forma de designar a este tipo de educación que se brinda a través de Internet” <!–[if !supportFootnotes]–>[3]<!–[endif]–>.

   -“El e-learning permite ofrecer información, capacitación y entrenamiento a todas aquellas personas que lo necesiten, en línea, en el momento y lugar más conveniente” <!–[if !supportFootnotes]–>[4]<!–[endif]–>.

   -“e-Learning es el suministro de programas educacionales y sistemas de aprendizaje a través de medios electrónicos…” <!–[if !supportFootnotes]–>[5]<!–[endif]–>

   Y desde luego en esta búsqueda de acepciones no podíamos dejar de consultar en Wikipedia, la enciclopedia en línea que en su versión en español ofrece la siguiente definición: “El e-learning… puede definirse como el uso de las ventajas del aprendizaje a través de Internet” <!–[if !supportFootnotes]–>[6]<!–[endif]–>.

   Ese ha sido, al menos en los acotados espacios en donde se le menciona y practica, un término de moda. Hace apenas un lustro Alfons Cornella, uno de los más acreditados conocedores de los usos prácticos de la Internet, escribía: “Del e-learning todo el mundo habla. Parece que es ‘lo que viene’ con fuerza. Se trata de un conjunto de métodos, tecnologías, aplicaciones y servicios, orientados a facilitar el aprendizaje a distancia a través de Internet… <!–[if !supportFootnotes]–>[7]<!–[endif]–>”. Ese especialista catalán recordaba que el empleo de la Red con propósitos didácticos tenía que ser acompañado de formas específicas de evaluación de los conocimientos, así como de “un esfuerzo pedagógico superior” para que el material de enseñanza sea comprensible.

 

Arquitectura en Red

   Tan variadas como las posibilidades de extensión, cobertura y utilización diacrónica que ofrece, las exigencias específicas del e-learning han propiciado una ancha reflexión desde campos como los de la pedagogía y la comunicación educativa. La tentación inicial para considerar al e-learning como simple extensión de la enseñanza tradicional ha sido sustituida por diagnósticos y propuestas cada vez más puntuales, que toman en cuenta las situaciones específicas de los destinatarios de la educación por esta vía así como las capacidades de interactividad, formatos multimedia, lenguaje hipertextual y ubicuidad que ofrece la comunicación en Internet.

   Es inevitable tomar en cuenta todos esos rasgos cuando se examinan las posibilidades y la eficacia de la educación que se apoya en Internet. Pero en no pocas ocasiones el análisis de esos atributos, así como de los proyectos educativos específicos que se propagan en sitios web, conduce a soslayar la naturaleza intrínseca de esa que es, como sabemos, una Red de redes. Dicho carácter reticular  implica que Internet no tiene un centro controlador ni fiscalizador y permite, además, que los sitios de naturaleza y orígenes más diversos se encuentren, unos de otros, solamente a la distancia de un clic en el ratón de nuestro ordenador.

   Las posibilidades que esa arquitectura en Red ofrece a la propagación del conocimiento son vastísimas. Sin embargo a menudo, cuando se discuten o se planean iniciativas de educación en Internet, se construyen espacios virtuales confinados a los archivos o a los servidores de un solo proyecto o de una sola institución. Cursos, asignaturas y talleres asentados en infraestructura de e-learning, suelen proponer lecturas, ejercicios y espacios de discusión restringidos exclusivamente al o a los sitios web de esos proyectos específicos. Incluso es frecuente que a los alumnos de tales programas se les exhorte a evitar la búsqueda de materiales o la indagación en espacios abiertos de Internet.

 

Educar en una cultura de las redes

   La existencia de sitios de confiabilidad dudosa o francamente repletos de embustes y vulgaridades ha imbuido, en no pocos docentes y especialistas, una suerte de aprensión catastrofista respecto de Internet. Y en efecto, en el espacio abierto, versátil y contradictorio de la Red de redes podemos encontrar muchas fuentes de confusión y engaño. Pero además de ellas y en cantidad mucho mayor, Internet constituye el reservorio de información y conocimientos más grande en la historia de la humanidad. Privar a quienes aprenden en programas de e-learning de la consulta y la búsqueda de materiales en la Red abierta equivale a poner a un alumno a estudiar dentro de una enorme biblioteca y permitirle que consulte solamente unas docenas de entre los centenares de miles de libros que hay en ella. Si ese alumno tiene un mínimo de curiosidad (la cual, como sabemos, es un atributo deseable y que resulta pertinente estimular en todo proceso de aprendizaje) hará lo posible para consultar, también, los libros que le han sido vedados. Lo mismo sucede en Internet. El solo hecho de encontrarse en línea coloca al estudiante a distancia en un entorno de ofertas y desafíos informativos y culturales del que resulta imposible desentenderse.

   De la misma manera que, como saben los pedagogos, para entender y mejorar a la educación escolarizada es preciso entender al entorno en el que está ubicada la escuela, el aprovechamiento del e-learning implica reconocer que el ambiente y el contexto del aula en línea están constituidos por el inagotable universo de Internet. Saber encontrar e identificar y desde luego validar la información en línea tendría que ser un aprendizaje tan o más importante que los conocimientos específicos que se imparten en los cursos virtuales. Sería preciso que alumnos y docentes de la enseñanza en esta modalidad formasen parte de la construcción, deliberada y planeada, de una auténtica cultura de Internet capaz de propiciar el aprovechamiento y, desde luego, el desarrollo de contenidos confiables.

   Enseñar en el entorno de la Red implica, deliberadamente o no, comprender a la nueva educación como parte de la cultura de las Redes. En tal sentido el e-learning, si se le asume de manera cabal, ha de involucrar el reconocimiento de la diversidad y opciones que existen en la Red y desde luego, la enseñanza capaz de permitir un fructífero aprovechamiento de tales recursos. Bancos de datos de todas las especialidades, espacios de discusión e intercambio acerca de los más variados temas, forman parte de los espacios contemporáneos en donde el aprendizaje se recrea, propaga y, en ocasiones, adquiere interactividad.

 

Colaboración, imaginación, conocimiento

   Los educandos del e-learning no tienen que desplazarse físicamente, ni almacenar pesados volúmenes, para tener acceso a las enciclopedias más completas que hayan existido jamás. Algunas, como la Britannica, hace rato entendieron la importancia de estar presentes en la Red aunque las limitaciones comerciales que les imponen sus modelos de negocio siguen dificultando el acceso de todos los interesados a todos sus contenidos. Otras, como la ya bien conocida Wikipedia, ofrecen de manera libre el registro de una cambiante y creciente acumulación de datos y conocimientos.

   Como todo proyecto abierto, en Wikipedia existe la posibilidad de errores o engaños. Pero ese mismo carácter contiene los mecanismos para que la información allí disponible sea verificada y enmendada constantemente. En tan solo seis años Wikipedia se ha convertido en referencia indispensable de la cultura contemporánea y es el proyecto intelectual más concurrido que haya existido jamás. Su diseño básico reproduce la estructura colaborativa en la que se desarrolla la creación del conocimiento. Vale la pena no marginar a la educación a distancia, y a la educación en todas sus modalidades, de experiencias como esa.

   Imaginación y colaboración, desde luego a menudo acicateadas por el afán mercantil aunque ese no ha sido su motor principal, conducen a diversos y, para muchos, sorprendentes espacios de información y conocimiento en la Red de redes. Hoy en día por ejemplo, los mapas satelitales que han sido puestos en línea por Google ­son un instrumento muy útil para la enseñanza de disciplinas como la geografía. Estos recursos comienzan a difuminar algunas de las fronteras entre la educación a distancia y la de carácter escolarizado. El aula expande sus horizontes con la utilización de facilidades que antes se pensaban exclusivas de la educación no escolarizada y el e-learning aprovecha las experiencias de un entorno versátil que va y viene de las Redes, retroalimentándose fuera de línea y con instrumentos que pueden utilizarse con o sin conexión a Internet.

   Algunos de esos instrumentos han sido creados inicialmente para funciones de entretenimiento, o de simple información, pero pueden tener aplicaciones de carácter educativo. El libro electrónico, en sus diversas modalidades, suele ser abominado por quienes nos formamos en la cultura de la tinta y el papel pero, gústenos o no, ofrece ventajas que sería una barbaridad no aprovechar en todas las modalidades del aprendizaje. O miremos hacia el Ipod, ese pequeño disco duro y portátil que almacena una gran cantidad de información digital y que ha sido fundamentalmente empleado, con enorme éxito entre los jóvenes, para transportar y escuchar música y, ahora, videos. ¿Cuántos usos no podríamos imaginar para cargar al Ipod –o cualquiera que sea su denominación comercial– además de los contenidos que ahora lo singularizan, con materiales de enseñanza a distancia?

   Si hace varios años el e-learning significó una transformación respecto de la enseñanza tradicional, quizá es hora de que expanda sus instrumentos y, de esa manera, sus horizontes. Después de todo no hay que olvidar que el e-learning, de la misma manera que todo proceso de intercambio de conocimientos y experiencias, tiene hoy y seguirá teniendo como entorno a la Sociedad de la Información cuyos recursos reticulares, dispositivos tecnológicos y alcances sociales y  culturales todavía están por llegar.

   Recursos como el podcasting, la televisión en línea, la creación de blogs, el etiquetado de contenidos, forman parte de los nuevos perfiles de ese entorno sin cuyo conocimiento es imposible pretender educar hoy en día. Los profesores no tienen por qué ser, todos ellos, creadores de contenidos audiovisuales. Pero sí resulta indispensable que entiendan la nueva lógica en la que se desarrollan la propagación de la información y la creación del conocimiento. La Sociedad de la Información no entraña soluciones súbitas, ni providenciales, a los rezagos de nuestros países. Pero constituye un contexto que sería insensato, o inclusive un tanto autista, tratar de ignorar.

   Del e-learning, como se anunciaba hace un lustro, ya no puede decirse que es lo que viene. Posiblemente es hora de discutir no sólo en qué entorno se desarrollará sino, también, de qué manera subsistirá en el ambiente colmado de enseñanzas, tentaciones, promesas y laberintos que, con todo y sus actuales insuficiencias, ofrecen desde ahora Internet y la Sociedad de la Información.

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<!–[if !supportFootnotes]–>[1]<!–[endif]–> Investigador en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. rtrejo@servidor.unam.mx ; rtrejod@infosel.net.mx ; http://raultrejo.tripod.com

 

<!–[if !supportFootnotes]–>[2]<!–[endif]–> Observatorio Tecnológico de Elearning:

http://www.aulaglobal.net.ve/observatorio/

<!–[if !supportFootnotes]–>[3]<!–[endif]–> Maestros del Web: http://www.maestrosdelweb.com/editorial/elearning/

<!–[if !supportFootnotes]–>[4]<!–[endif]–> Cisco Systems, “¿Qué es el E-Learning?”:

http://www.cisco.com/global/LA/LATAM/ee/el/que_es.shtml

 

<!–[if !supportFootnotes]–>[5]<!–[endif]–> Informática Milenium, “e-Learning, el futuro de la educación
a distancia”: http://www.informaticamilenium.com.mx/paginas/mn/articulo78.htm

<!–[if !supportFootnotes]–>[6]<!–[endif]–> http://es.wikipedia.org

<!–[if !supportFootnotes]–>[7]<!–[endif]–>   Alfons Cornella, “e-Learning: de la formación de los empleados al conocimiento en toda la cadena de valor”. Ke! Revista de Infonomía. Recopilado en Revista CTS+I. 20 de noviembre de 2001. http://www.campus-oei.org/revistactsi/numero1/debate1f.htm Cornella explicaba: “La industria del e-learning está formada por cuatro tipos de agentes: los desarrolladores de software para la creación y gestión de contenidos educativos, los desarrolladores de plataformas de distribución, los generadores de contenidos y los portales generalistas de formación…. Las ventajas del e-learning son bien aparentes, puesto que permite: 1) la personalización (cada estudiante puede definir su “trayectoria de aprendizaje”, y puede ser monitorizado en su desarrollo personal), 2) la interactividad (una relación directa con profesores y compañeros de aprendizaje), 3) la actualización de contenidos (especialmente importante cuando estos se hacen rápidamente obsoletos), 4) así como un amplio abanico de actividades de apoyo (material didáctico complementario, acontecimientos virtuales, etc)”.

Aprender y educar en Internet

Texto para una conferencia en la Universidad Pedagógica Nacional en noviembre de 2001

A la Internet se la suele mirar con ilusión, o con aprensión, pero es difícil ser indiferente ante su presencia global, las posibilidades de conocimiento que ofrece y desde luego, sus insuficiencias y distorsiones. Con frecuencia sus propagandistas más entusiastas la adornan con tantos atributos que pareciera, casi, que basta conectarse a la red de redes para que sus usuarios se vuelvan informados e instruidos. En el otro extremo se encuentra la actitud de quienes rechazan las capacidades que la Internet tiene para mejorar la vida de la gente.

   En todo caso la pertinencia de utilizar o no a la Internet es una discusión cada vez más superada. Quienes no se acerquen a esta tecnología de información y comunicación no solo dejarán de aprovechar sus posibilidades. Además quedarán al margen de las rutinas, los ritmos y las modalidades con que una significativa porción de la humanidad (aun pequeña pero que aumenta día tras día) se informa, divierte, aprende, comercia y se interrelaciona.

   En la educación los usos de la Internet han sido diseñados casi siempre de manera pragmática, sin tomar en cuenta la cobertura todavía limitada de la red de redes, la necesidad de tener instrucción específica para aprovecharla y las modalidades que tienen la propagación y el aprendizaje de contenidos en ese espacio.

   Igual que en otros campos la utilización de la red con propósitos didácticos se enfrentó inicialmente a la indolencia y al rechazo de quienes en lugar de entenderla y aprovecharla, quisieron negarla como un recurso útil. Ahora son pocos los profesores que se rehúsan a utilizar o por lo menos a conocer las posibilidades de esa tecnología. Pero siguen faltando recursos e infraestructura y sobre todo, exigencia, entusiasmo y creatividad para que en el campo de la educación la Internet sea utilizada intensa y extensamente.

 

Instrumento heterogéneo y vasto

   La Internet no sustituye a los maestros, ni a la escuela, ni a los contenidos educativos. La Internet es un instrumento que puede ser utilizado para dar a conocer contenidos de distinta índole. Si la empleamos para difundir materiales científicos o literarios la red de redes funcionará como divulgadora de la ciencia y la literatura, de la misma manera que propagará pornografía y violencia si los contenidos que se colocan en ella son de esa naturaleza.

   A la Internet la hemos definido como una colección de espejos de la realidad [1]. Si en la vida fuera de línea hay, como a todos nos consta, abusos, odio, crímenes y las más variadas perversiones, parte de esa realidad será reflejada en la Internet. Si como por fortuna ocurre en la vida real también y sobre todo existen arte, cultura, imaginación, desarrollo y solidaridad entre tantos otros atributos, esas conductas y sus expresiones tendrán cabida en la red de redes.

   En la Internet hay de todo. Su capacidad para alojar contenidos de la índole más variada constituye uno de sus atributos más destacados. No solo se está convirtiendo en la biblioteca y hemeroteca más grande de la que haya podido disponer la humanidad. La Internet está llegando a ser, antes que nada, el reflejo más acabado de las costumbres, el pensamiento y el comportamiento humanos. Por eso es indispensable que los niños y jóvenes aprendan a utilizarla y el sitio idóneo para ello es la escuela.

 

Recursos para instruir

   La Internet es un instrumento de comunicación. Sus singularidades técnicas (especialmente la interactividad que pueden ejercer sus usuarios y la casi infinita cantidad y variedad de contenidos que hay en ella) la distinguen de otros medios de comunicación.

   A diferencia de los recursos más elementales en el quehacer educativo la Internet requiere de una pequeña sofisticación tecnológica de la que no siempre se dispone. En la enseñanza tradicional basta con que el profesor tenga pizarrón y gis –a veces, ni siquiera de esos recursos se dispone–. Para emplear la Internet hacen falta al menos una computadora con módem, una conexión a la red y energía eléctrica para alimentar ese equipo. No es nada del otro mundo, pero en ocasiones las limitaciones financieras hacen remota la posibilidad de que todas nuestras escuelas tengan implementos como esos.

   A veces en países como el nuestro la exigencia para tener computadoras en las escuelas públicas parece desmedida, o utópica. Hay maestros que consideran que antes que equipo informático se requieren mejores instalaciones, mesabancos completos, pizarrones funcionales y desde luego salarios decorosos. Pero proponer que la computadora con conexión a la red solo podrá instalarse en la escuela cuando los demás requerimientos materiales queden satisfechos, puede convertirse en causa de un históricamente costoso atraso tecnológico y didáctico: sería una suerte de suicidio educativo.

 

Brecha digital y educativa

   Es necesario que nuestras escuelas tengan pupitres en buen estado y sus profesores remuneraciones justas. Pero al mismo tiempo resulta indispensable que maestros y alumnos cuenten con acceso regular a esa nueva fuente de conocimiento que es la Internet. Hoy en día no puede haber una política educativa nacional digna de ese nombre que no incluya la propagación, intensiva y urgente, de la red de redes en las escuelas. Para ello, desde luego, se necesitan recursos financieros pero también que los maestros tengan interés en apoyarse en los instrumentos informáticos y que las autoridades educativas nacionales cuenten con visión de mediano y largo plazos.

   Carecer de una política con esas características llevaría a profundizar rezagos educativos y culturales que ya padecemos. En la sociedad mexicana el empleo de la Internet sigue siendo patrimonio de un pequeño circuito. La brecha digital que se abre entre los pocos que tienen acceso y los muchos que no pueden llegar a la Internet constituye una de las nuevas fuentes de desigualdad en el mundo entero. Nuestro país no solo no es ajeno a esos desniveles sino que la inexistencia de políticas públicas ha dejado la promoción de la red de redes casi exclusivamente en manos de instituciones y empresas privadas.

   Al finalizar 2001 cerca del 4% de los mexicanos tendrá acceso regular a la Internet. En el transcurso de este año la Internet ha sido empleada por aproximadamente el 5.5% de los argentinos, el 12% de los chilenos y el 18% de los españoles. En comparación con otros países el rezago informático en México es más patente. La población en línea es del 60% en Estados Unidos, 31% en Alemania, 26% en Australia, 20% en Portugal, 17% en Japón, 9% en Malasia y 5% en Rusia, para mencionar países en condiciones muy diversas [2].

 

Enseñar es elegir

   Hemos apuntado que la Internet no reemplaza al profesor, ni a la escuela ni a los contenidos educativos. Pero en el caso de la enseñanza la red de redes no es un auxiliar didáctico más. El efecto de la Internet puede llegar a ser tan o más poderoso que la influencia personal del maestro, el entorno o los contenidos escolares.

   Toda tecnología, incluso la más modesta, impone sesgos y matices a los contenidos educativos que se exponen o comunican con ella. Cuando un profesor escribe en el pizarrón las palabras clave de la clase que imparte ese día, ha tenido que decidir los conceptos que quiere resaltar delante de los alumnos. Lo mismo sucede con el empleo del retroproyector o la videocasetera.

   Cada lección es una elección. Las tecnologías educativas de carácter convencional permiten sobre todo resaltar y explicar gráficamente los contenidos que se quieren inculcar en los alumnos. La Internet exige –más que cualquier otra tecnología– que esa capacidad de elegir se ponga en práctica, con una diferencia adicional: quien decide ya no es solamente el maestro, los alumnos se involucrarán pronto en la selección de los contenidos que quieran conocer. En una segunda fase en el aprovechamiento de la Internet ellos mismos –profesores y alumnos– podrán diseñar sus propios contenidos y alojarlos en la red de redes.

 

Aprender a seguir aprendiendo

   El uso educativo de la Internet requiere del desarrollo de al menos tres vertientes. En primer lugar es preciso entender a la red de redes como un espacio abierto en el que hay contenidos de todo género y en donde la destreza primordial consiste en saber buscar, para decidir a qué sitios nos asomamos y a cuáles no. La Internet es una colección de espacios potencialmente inacabables en donde se acumula información muy amplia, la mayor parte de la cual no ha sido concebida como apoyo en la enseñanza. La necesidad de aprender a buscar y a elegir en la Internet resulta más clara si consideramos que a fines de 2001 tendremos más de 32 millones de sitios web, los cuales albergarán casi 2 mil 500 millones de páginas.

   Quienes se familiarizan con la Internet identifican sus diferencias con otros instrumentos de enseñanza. La red de redes puede ser utilizada como apoyo en el trabajo dentro del aula y como complemento en la realización de tareas, pero también como eje de la enseñanza no escolarizada. Ese es un tema en el que estas breves notas no incursionarán.

   Lo primero, será que profesores y alumnos abandonen cualquier aprensión acerca de la computadora y la Internet. Por lo general los alumnos son más receptivos al manejo de la tecnología que la mayor parte de sus profesores. Existe una diferencia generacional patente en la manera como unos y otros se acercan al ordenador. Quienes han crecido no solo junto a la televisión y la videocasetera sino además al lado de los videojuegos y la iconografía y la parafernalia cibernéticas, tienen una facilidad intuitiva para aprovechar las nuevas tecnologías informáticas de la que no disponen quienes crecieron y aprendieron a aprender en un entorno tradicional. Los alumnos en estos casos suelen aprender más rápido que sus profesores. Esa disparidad obliga a intensificar la capacitación de los maestros en el aprovechamiento de tecnologías como la Internet.

 

Más información que conocimiento

   Además y en segundo lugar hace falta reconocer el lenguaje y los estilos de comunicación que prevalecen en la red de redes. No nos referimos al idioma, ni a los códigos informáticos que es menester emplear para armar páginas web, sino a las maneras como suelen ser aprehendidos los contenidos de la Internet.

   Los íconos habitualmente sobresalen sobre el texto, las frases cortas atraen más que los párrafos con argumentos extensos, a las páginas en la red se las visita con celeridad como quien hojea un libro en vez de leerlo de cabo a rabo. La información llega a ser más abundante que el conocimiento. El discurso argumental tradicional, que coloca premisas para razonar y deducir para luego arribar a conclusiones, llega a ser sustituido por grandes verdades que se exhiben sin suficiente solidez en muchas ocasiones. Esas son tendencias identificables en el uso de la Internet pero las maneras de asomarse a ella no se agotan en tales prácticas. Es pertinente tomarlas en cuenta para evaluar el uso que profesores y estudiantes puedan hacer de la red de redes.

 

Redes para la enseñanza

   Un tercer momento en la apropiación de la Internet para la enseñanza radica en la preparación de contenidos para colocar en ella pero sobre todo, en la construcción de redes capaces de involucrar y vincular a profesores y estudiantes en regiones, disciplinas o niveles capaces de interesarlos mutuamente. El filósofo y matemático español Javier Echeverría lo ha explicado con toda claridad en su obra más importante sobre los usos de las redes informáticas: “Difícilmente cabrá hablar de una escuela global, y por ello lo previsible es que se creen redes educativas y locales que se superpongan y complementen a los sistemas escolares ya existentes” [3].

   El único límite para el empleo didáctico de la Internet es la capacidad de inventiva de quienes se interesen en darle ese uso, especialmente los profesores. En ese plano será preciso ver a la red de redes no solo como la enorme biblioteca que es sino también como repertorio de plazas en las que se platica y discute, como colección de espacios abiertos a la creatividad y al juego y como medio de interlocución e interacción a partir de los intereses específicos de sus usuarios.

 

Papel de los maestros

   Los maestros tendrían que saber utilizar la Internet como apoyo dentro del salón de clases y en la biblioteca de la escuela y, fundamentalmente, como recurso de investigación para ellos mismos y sus estudiantes. Para ello no basta que sepan abrir el navegador y desplazar el mouse. Es pertinente que entiendan las posibilidades junto con las limitaciones de este recurso para compartir y extender, aunque también matizar o trivializar el conocimiento.

   Lamentablemente la incorporación de los profesores mexicanos al aprovechamiento de la Internet ha sido lenta. Recientemente se ha estimado que “de 800 mil docentes de primaria y secundaria públicas, apenas 5 por ciento, 40 mil mentores, han tomado un curso básico de la SEP y sólo uno por ciento –según la empresa Microsoft– usan esta tecnología para dar sus clases” [4]. En contraste y aunque todas las comparaciones son odiosas, la Internet es una herramienta de uso cotidiano para el 54 por ciento de los profesores estadounidenses.

   A la Internet sería preciso asumirla como un recurso cuyo manejo resulta imprescindible en la educación contemporánea. Eso hace necesario que, para poder enseñar con ella y acerca de ella, los profesores de todos los niveles sepan utilizar la red de redes. Sería indispensable entender que hoy en día es imposible hablar de una completa alfabetización si no incluye las capacidades pertinentes para encontrar, discernir, cotejar, discutir y colocar contenidos en la Internet.

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[1] Raúl Trejo Delarbre, La nueva alfombra mágica. Usos y mitos de Internet, la red de redes. Fundesco, Madrid, 1996. Este libro se encuentra en línea: http://www.etcetera.com.mx/LIBRO/ALFOMBRA.HTM

[2] Datos  calculados a partir de la información ofrecida por Cyber Atlas: http://cyberatlas.internet.com/big_picture/geographics/article/0,,5911_151151,00.html

 
[3] Javier Echeverría, Los Señores del aire: Telépolis y el Tercer Entorno. Destino, Madrid, 1999, p. 283.

 

[4] Claudia Herrera Beltrán, “Sin acceso a computadoras, la mayoría de maestros mexicanos”. La Jornada, 13 de agosto de 2001: http://www.jornada.unam.mx/2001/ago01/010813/044n1soc.html

 

Maestros para la Enciclomedia

Publicado el lunes 28 de marzo de 2005 en La Crónica de Hoy y otros diarios

El presidente Fox se empeña en imponer la Enciclomedia. A pesar del recorte presupuestario que dispusieron los diputados para limitar ese capricho del jefe del Ejecutivo y no obstante las dudas sobre su pertinencia pedagógica, la Enciclomedia está siendo instalada en salones de quinto y sexto años en primarias de todo el país.

El esfuerzo para generalizar esa computadora, con pantalla que al menos hipotéticamente permite que sea vista en todo el salón de clases y que está cargada con programas de enseñanza, resulta en principio plausible. Pero cuando se conocen las limitaciones de sus contenidos y sobre todo el hecho de que la Enciclomedia se sustenta en la Enciclopedia Encarta que hace varios años difundió la empresa Microsoft, comienzan las dudas acerca de ese dispositivo.

La supeditación que el país y sus escuelas tendrán respecto de esa firma de programas para computación es el primer motivo para recelar de la Enciclomedia. El apresuramiento y la ausencia de apreciaciones serias sobre sus contenidos constituye otra fuente de prevenciones. Y la falta de capacitación de los profesores para utilizarla puede convertirse en la principal causa para que los 2 mil millones de pesos que el presidente Vicente Fox se ha obstinado en invertir corran el riesgo de dilapidarse.

Desde luego, siempre es pertinente que en las escuelas haya computadoras. Quienes se oponen a ellas sosteniendo que las aulas necesitan antes de otras mejoras no hacen mas que imponer un prejuicio primitivo al desarrollo de la educación.

Pero las computadoras son instrumentos que funcionarán mejor o peor de acuerdo con la idoneidad de los programas que se les instalen y, sobre todo, según la capacitación que alcancen quienes estén a cargo de utilizarlas.

Recientemente en el diario Clarín, de Buenos Aires, la destacada escritora argentina Beatriz Sarlo publicó un ameno texto que recuerda las prisas mexicanas para instalar la Enciclomedia. Autora de libros fundamentales como el reciente La pasión y la excepción (que compara con gran inteligencia las personalidades de Jorge Luis Borges y de Eva Perón) Sarlo recuerda que hoy, en Argentina, se puede distinguir entre las escuelas para ricos y para pobres que no son necesariamente las escuelas privadas y públicas.

Se trata, más bien, de “escuelas para familias que poseen medios culturales, y escuelas para familias que no los tienen. Estas segundas pueden incluso ser familias ricas desde el punto de vista económico, porque la incultura de muchos privilegiados no es una novedad. Ir a una escuela para pobres marca como una condena temprana. Los chicos de la burguesía que van a malas escuelas, dispondrán de tiempo, dinero para nuevas experiencias educativas y conexiones familiares para ubicarse. Los pobres, por supuesto, no tienen instrumentos de compensación. Para los pobres, la escuela decide la vida”.

Una escuela para pobres, dice Sarlo, no es necesariamente aquella que no tiene computadoras: “En las escuelas para ricos es más habitual que haya computadoras, pero la diferencia no está allí, o no está solamente allí”.

“Podría existir –explica– una escuela donde se enseñaran los más sofisticados problemas matemáticos o de lengua sin una computadora, y donde se entrenara a los chicos en la búsqueda de información en dos enciclopedias que son tan difíciles o tan fáciles de manejar como Internet. Podría existir una escuela donde los chicos leyeran cinco libros por año, actividad que los prepararía mucho mejor para navegar en cualquier dimensión del mundo de la información virtual, las de hoy y las del futuro”.

“Los chicos leen fotocopias en las escuelas para pobres –recuerda Sarlo– porque no pueden comprar libros, los maestros no siempre saben dónde ir a buscarlos, ni el Estado los proporciona en cantidad suficiente, y también leen fotocopias en las escuelas privadas mediocres, porque los padres no corren a comprarlos, los chicos prefieren gastar en otra cosa y los docentes se adaptan a la desidia de la familia y la institución”.

“Cuando se leen libros, no hay problemas en leer también fotocopias. Pero algo misterioso sucede cuando sólo se leen fotocopias: de ellas no se pasa fácilmente a los libros”.

“En estas hipotéticas escuelas con libros verdaderos y sin computadora, lo que habría seguramente es maestros con un entrenamiento de primera –concluye esa pensadora argentina–. Y aquí está uno de los nudos de la cuestión: es más difícil entrenar maestros que comprar computadoras. Incluso puede ser más caro y necesariamente ocupa más tiempo y exige más constancia. De todos modos, no parece necesario optar entre buenos docentes y computadoras. Simplemente señalo el punto porque las computadoras, sin buenos docentes, se pueden convertir en un cyber [un cibercafé] pagado por el presupuesto educativo”.

Allí se encuentra uno de los grandes temas nacionales que no discutimos, ni advertimos, obnubilados como estamos por el desafuero.

Enciclomedia: el juguete favorito

Publicado el 28 de noviembre de 2004 en La Crónica de Hoy y otros diarios

El gobierno federal dice que el presupuesto que aprobaron los diputados modificaría la estrategia de desarrollo que ha impulsado en el país. Pero es imposible trastocar lo que no existe. El disgusto que se retroalimentó entre la secretaría de Hacienda y Los Pinos se ha debido a que el presupuesto que diseñaron los diputados, con todo y sus evidentes errores, permite apreciar cuán perfectible resulta una política económica de prioridades tan endebles y desplegada con tanta inconsistencia como la que ha tenido el gobierno del presidente Vicente Fox.

   El presupuesto se ha convertido en una prueba de fuerza. Ahora la presidencia apuesta a desgastar publicitariamente al Congreso. Y mientras el presupuesto queda definido, de una u otra manera, en los gabinetes gubernamentales aun no hay estimaciones claras acerca del efecto auténtico de los lineamientos que los diputados establecieron para el gasto público.

   Una de las causas del disgusto gubernamental fue la cancelación, por parte de la Cámara, de los 2 mil millones de pesos que requeriría la Enciclomedia, que se esperaba poner en funcionamiento durante los próximos meses. Los diputados consideraron que se trata de un proyecto útil pero costoso. Y entre dotar de techos y mesabancos a las escuelas o instalar en ellas el pizarrón electrónico que sería el sustento material de la Enciclomedia, apostaron por la opción más realista.

 

Compromiso con Mr. Gates

   Pero más allá de la pobreza de miles de planteles en todo el país, hay otros motivos para recelar de ese proyecto que el presidente Vicente Fox ha promovido con tan enfático y personal interés. La Enciclomedia permitiría que los alumnos de quinto y sexto de primaria contasen en el salón con un acervo de conocimientos que complementaría la enseñanza que reciben en los libros de texto. Pero el pizarrón electrónico no necesariamente les daría acceso a la Internet ni les facilitaría el aprendizaje en el manejo de la computadora, que son las dos destrezas básicas que hoy se requieren para involucrarse en la sociedad de la información.

   Además, y quizá esto es lo más grave, la Enciclomedia implica la subordinación del sistema educativo nacional al software, las prioridades, los intereses y los negocios de la empresa internacional más poderosa en la fabricación de programas informáticos.

   La Enciclomedia es un proyecto respaldado –y no por afán filantrópico– por la firma Microsoft.

   A cambio del apoyo que ha ofrecido para el diseño de los contenidos y la instalación de las primeras computadoras enlazadas a la Enciclomedia, Microsoft ha exigido que todos los programas que se utilicen en esos equipos –comenzando por el sistema operativo– sean fabricados y vendidos por esa firma.

   El gobierno federal ha accedido a esa exigencia de la firma cuyo principal accionista es Mr. Bill Gates.

 

Contenidos cerrados

   La identificación con Microsoft de ese proyecto de enseñanza es tan estrecha que, hasta hace pocos meses, el logotipo de la Enciclomedia era un rehilete en cuyas alas se reproducían los colores distintivos del emblema de esa firma (naranja, verde, azul y amarillo). Aunque se trata de un proyecto mexicano, Enciclomedia ha crecido al amparo de Microsoft.

   En ese proyecto han participado especialistas mexicanos muy destacados, especialmente en el área de la informática educativa, encabezados por el doctor Felipe Bracho Carpizo. Actualmente coordinador de Informática Educativa del Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa, Bracho es matemático, tiene un doctorado en Oxford y ha participado en la construcción de la red informática de la UNAM y en la Red de Desarrollo e Investigación en Informática del Conacyt.

   Con esas sobresalientes credenciales, Bracho y su equipo de trabajo desarrollaron un proyecto para apuntalar el aprendizaje en el bienio terminal de la primaria. En una primera fase la Enciclomedia se propone instalar pizarrones electrónicos en 21 mil salones de clase. Cada pizarrón está conectado a una base de datos que ofrece respaldos documentales (mapas, diagramas, fichas biográficas, ilustraciones, videos, sonido, etcétera) a los contenidos de los libros de texto que la SEP elabora para los alumnos de quinto y sexto años.

   La idea es atractiva e, incluso, noble. Pero posiblemente sus promotores comenzaron al revés. En lugar de primero dotar a las escuelas de redes informáticas y equipo para que se conecten a la Internet y los alumnos aprendan directamente en ellas a navegar en el ciberespacio con orientación de sus profesores, la Enciclomedia ofrece contenidos de carácter cerrado, útiles en materias específicas pero no necesariamente para estimular la búsqueda, la creatividad y la imaginación que son distintivas del uso de los nuevos medios.

   Por otro lado, se ha pretendido llevar pizarrones electrónicos, conectarlos y ponerlos a funcionar sin que una enorme cantidad de maestros de primaria haya recibido capacitación para utilizarlos.

   Si el proyecto comenzara a funcionar de inmediato como quiere el Presidente de la República, existe el riesgo de que la Enciclomedia se convierta en el elefante blanco de su sexenio. Sin adiestramiento ni persuasión suficientes para trabajar con ellos, muchos profesores se quedarían sin aprovechar los pizarrones electrónicos.

 

Encarta, opción única

   El meollo de la Enciclomedia es la enciclopedia Encarta, elaborada y distribuida por Microsoft. Se trata de un programa pensado inicialmente para consumidores domésticos y que hace una década se ofrecía como complemento en la compra de computadoras.

   Encarta era una enciclopedia útil antes de la expansión de la Internet. Ahora, muchas de sus entradas pueden hallarse con mucha mejor y más actualizada información en centenares de sitios de la Red de redes.

   Los contenidos de Encarta, al parecer fueron adaptados a la circunstancia mexicana y con el propósito específico de respaldar los programas de quinto y sexto de primaria. Pero en la vida diaria, cuando busquen información, los estudiantes no lo harán en un ambiente como el de la Enciclomedia porque en la Internet abierta no tendrán acceso a ella… a menos que uno de los propósitos ocultos del proyecto sea crear clientes cautivos, condicionados por el aprendizaje específico que han tenido para documentarse exclusivamente en esa enciclopedia.

 

Propuesta y capacitación

   En una entrevista hace año y medio, el doctor Bracho explicó así a la Enciclomedia: “Es un proyecto pedagógico que vincula los libros de texto gratuitos con recursos que enriquecen y apoyan los temas de la currícula de primaria. Se trata de optimizar materiales educativos de diversas índoles tales como: la enciclopedia Encarta, ligas a sitios en Internet, artículos especializados, video, audio y actividades pedagógicas, en una base de datos, para que estudiantes y profesores cuenten con una amplia gama de posibilidades de investigación y documentación, orientada a un aprendizaje más significativo e integral.

En ocasiones, los libros de texto son la única fuente de aprendizaje y consulta que los alumnos poseen, por ello se pretende que Enciclomedia sea un conjunto de opciones para entrar en el mundo virtual de la información, rico en fuentes complementarias, recursos diferentes, e incluso medio de comunicación con otros alumnos que están trabajando los mismos temas en otros lugares de México y el mundo. Se trata, por ello, de un medio tecnológico de información y comunicación” (entrevista en www.ciberhabitat.gob.mx, marzo de 2003).

   Después de una fase de laboratorio en cinco escuelas del Distrito Federal, sus creadores dejaron lista una primera versión de la Enciclomedia. Luego hubo una fase piloto en mil 123 escuelas en varios estados del país. Los documentos de la Enciclomedia disponibles en línea no mencionan de qué entidades se trata.

   La próxima etapa, para la cual la Cámara de Diputados suspendió los recursos presupuestales, tendría lugar en los grupos de quinto y sexto de 20 mil 839 primarias en el país, al parecer ahora sí con una cobertura nacional.

   Hacia 2006, se esperaría tener equipadas 165 mil aulas en toda la República.

   La capacitación de los profesores ocurriría en programas locales y nacionales. Habría talleres de cuatro horas obligatorios para los maestros de los dos grados de primaria involucrados en el proyecto y cursos en la red de televisión educativa por satélite, Edusat. Sin embargo es difícil que un adulto con poca o ninguna experiencia en computadoras aprenda en ese lapso las destrezas que necesita para, a su vez, enseñar rudimentos de informática a alumnos tan jóvenes.

 

Maestros autodidactas

   Aunque es impulsada por el gobierno federal y con participación de profesores de escuelas e instituciones públicas, la Enciclomedia fue ideada en una institución privada. Jesús Adolfo García Pasquel, pasante de Ciencias de la Computación en la Facultad de Ciencias de la UNAM, le siguió la pista a ese proyecto y encontró que fue concebido en el Instituto Tecnológico Autónomo de México, ITAM.   Una tesis de licenciatura del ingeniero Eliseo Rodríguez, titulada “SARCRAD: Sistema de Administración de Recursos Conceptuales y de Referenciación Automática Difusa. Enciclomedia: Una aplicación específica” es la primera referencia que se conoce al respecto.

   Hasta ahora, de acuerdo con una nota de Graciela Bolio Guzmán en La Crónica del 27 de octubre pasado, Enciclomedia ha requerido dos años de trabajo y una inversión de 80 millones de pesos. Allí se informa también, de acuerdo con Bracho Carpizo, que la capacitación de los profesores tardaría por lo menos dos años aunque “el maestro podría tomar el curso por sí solo, ya que en el sistema hay una ventana para que el maestro sea autodidacta”.

 

Obligaciones de la SEP

   El ángulo más discutible de la Enciclomedia es el compromiso con Microsoft. Esa empresa, con toda razón, se ufana de la supeditación del principal proyecto educativo del gobierno mexicano a sus formatos y productos. La Secretaría de Educación Pública ha tomado con enorme naturalidad esas obligaciones.

   En un boletín del 2 de enero de este año, la SEP informó: “El sistema Enciclomedia se concibe a partir de convenios que el Conacyt firmó con el Instituto Politécnico Nacional y el Instituto Tecnológico Autónomo de México para crear el prototipo; con la Universidad Pedagógica Nacional, para supervisión educativa, y con Microsoft México, para apoyo técnico. Además, mediante el convenio signado con Microsoft México, la SEP recibirá el apoyo técnico necesario para garantizar la calidad del diseño y la ingeniería del sistema, así como cinco mil licencias de uso de la enciclopedia Encarta, instalada en la base tecnológica de Red Escolar”.

 

Desprecian el software libre

   En todo el mundo, desde hace más de una década y con creciente preocupación, millones de interesados en el desarrollo de la informática consideran que el software de Microsoft no es necesariamente el que más conviene, sobre todo para el desarrollo de proyectos públicos.

   Frente a los programas de Microsoft, que son costosos y obligan a utilizar nuevo software de la misma firma, existen plataformas informáticas gratuitas, o casi, que no comprometen a la compra de licencias.

   El software denominado de código abierto está constituyendo una opción para muchas empresas y gobiernos en todo el mundo. Sin embargo en México el gobierno federal –y muchos gobiernos locales– han preferido hipotecar el desarrollo de sus proyectos informáticos a los intereses de Microsoft. La Enciclomedia es el mejor ejemplo de ello.

   El ya citado García Pasquel, autor de un extenso y serio artículo sobre las implicaciones de la Enciclomedia, explica con eficacia didáctica:

   “Muchos formatos de audio, video, documentos y datos en general, son propiedad de corporaciones y no pueden ser utilizados sin pagar una licencia a dichas empresas, aún si el contenido que uno pone en ellos no les pertenece. En particular el formato de los archivos de audio y video que contiene la enciclopedia Encarta (Windows Media) son propiedad de Microsoft, mismo que cobra licencias de distribución a los creadores de cualquier programa capaz de reproducirlos. Así que, si el gobierno quiere reproducir digamos, los videos de las Encartas para las que ya tiene licencia, en algún sistema operativo distinto a Windows, tendría que pagar a Microsoft otra licencia, ya sea directamente o a través de la empresa que haya desarrollado el programa necesario”.

 

Más costo para el país

   Añade ese estudiante avanzado de la Facultad de Ciencias: “Adoptar estos formatos o programas como Encarta también le cuesta al país en su capacidad de elegir software y hardware. Por ejemplo, como no existen versiones de la enciclopedia Encarta para ningún sistema operativo distinto al de Microsoft y únicamente para la plataforma x86 (muchas veces llamada Intel y compatibles) habría que descartar cualquier otra plataforma y sistema operativo”.

   Y propone: “Si en lugar de usar tipos de archivo exclusivos de alguna empresa, se optara por formatos estándar o abiertos como Ogg Vorbis y Theora, el gobierno tendría la capacidad de elegir con qué compañía de software hace negocios, decidir si usa software libre o incluso desarrollar internamente software compatible con estos formatos. Al mismo tiempo tendría la posibilidad de elegir de entre toda la gama de arquitecturas y sistemas operativos. Si a esto aunamos la gran cantidad de personas destacadas en todas las áreas del conocimiento que hay en las universidades del país, particularmente en las públicas, podemos concluir que el gobierno pudo haber obtenido una enciclopedia completa, a una fracción del precio y más acorde al espíritu de los libros de texto gratuitos”.

   El texto de Jesús Adolfo García Pasquel se encuentra en: http://slash.fciencias.unam.mx/?q=blog/42

 

Plataforma exclusiva

   Esa no ha sido la única voz de alerta ante el sesgo empresarial de la Enciclomedia. Una nota periodística reciente en un periódico electrónico de Baja California recordó: “En la licitación para la adquisición de equipos, uno de los requisitos de la SEP fue la certificación de Microsoft. Al terminar la licitación, una de las empresas participantes presentó dos impugnaciones ante la secretaría de la Función Pública (SPF), las cuales fueron desechadas por improcedentes. Uno de los alegatos se refería al certificado que la SEP pidió, el cual tiene una razón: Enciclomedia funciona sobre la base de Windows XP, no puede operar sobre ninguna otra como Linux, por ejemplo. ‘Además, en su programa de Apoyo a la Educación, Microsoft nos vende el software a precios muy por debajo de los precios en el mercado’, explicó. Esto significa que una empresa que no se encuentra inscrita con Microsoft no puede obtener el precio especial ofrecido a la SEP, lo cual encarecería mucho más los equipos” (www.elvigia.net).

 

Fundamentalismo presidencial

   Enciclomedia es, por una parte, un proyecto bueno que parece malo. El gasto que implica y el desconocimiento que su promoción supone de las carencias de las escuelas en muchos lugares del país, suscitaron el recelo de los diputados.

   Pero también es un proyecto malo (o no tan provechoso para el país y sus alumnos) que al gobierno le ha parecido bueno. El presidente Fox, quizá en parte por desconocimiento de las limitaciones pedagógicas del pizarrón electrónico y sus contenidos, ha apadrinado a la Enciclomedia como si se tratara de la única opción que tiene el sistema educativo mexicano para que sus alumnos se familiaricen con las nuevas tecnologías de la información.

   El apego que el presidente le ha tomado a ese proyecto y la visión fundamentalista con que decidió acogerlo es otro de los factores que influyeron en la resistencia sobrada, y un tanto obnubilada, con que respondió a la reelaboración que los diputados hicieron del presupuesto.

   La Enciclomedia es, entre sus proyectos de gobierno, el juguete favorito del presidente Fox. Por eso reaccionó con tanto disgusto a la cancelación de los recursos para ese pizarrón electrónico.

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